Este inicio de temporada arrancamos EL TINTERO DE ORO con un micro ( 250 palabras). Y en esta ocasion es Merche la que nos convoca con un reto en el que refiramos de agun modo una obra de arte.
Yo he escogido el séptimo, aunque la mayoría ha escogido el tercero, incluso hay un noveno.
La película es la del cartel a la que he cambiado el final,
Nunca conseguí odiar a papá; ni cuando supe todo. A mamá, en cambio, sí. A tía también. Eran como el resto de personas que conocía. Papá no era así. Papa era como yo. Tenía aquella fuerza…
Me enseñó a manejar el péndulo. Un día fuimos a buscar agua para unos labriegos. “Les presento a Estrella, la zahorí más joven de España”. Tras cavar unos días, allí estaba el agua.
Pero no todo era bueno. En realidad casi todo era malo. Papá era del sur; en casa no se hablaba del sur. Nunca.
Un día papá se fue. Al sur. Allí había otra mujer. Nadie fue a por él. El último año había sido un alma en pena. Una sombra de lo que fue. Su fuerza se había ido al sur un año antes.
Fuimos a vivir al norte. Mamá se fue muriendo de pena. En eso empezó a parecerse al último papá; quizás por eso deje de odiarla. La cuidé hasta el fin.
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Cuando bajé del tren en Sevilla entendí al sur. El lugar y la gente eran diferentes, pero tampoco eran como papá.
―Abuelo, esta señora te busca.
Mi padre estaba cabizbajo en un banco, derrotado. Levantó la cabeza hasta que la boina le dejó ver el anillo con una estrella que me regaló de niña. Solté el péndulo que volteó hasta quedar completamente fijo.
―Si no querías que te encontrara, no debiste enseñarme a usarlo…
―Estrella…
Me senté con él.
―¿Fuiste feliz?
―Es difícil ser feliz.
―Ya.
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